Tesoro escondido, océano sin límite

 

“Es –dice Margarita María– un tesoro escondido e infinito, que no quiere sino manifestarse a nosotros, repartirse y distribuirse para enriquecer a los verdaderos pobres”. Pobres de sí mismos, “pobres de espíritu”, dice el Evangelio.

 

¿Cuáles son las dimensiones de este Corazón? La realidad que percibe santa Margarita María nos hace recordar a san Pablo, “es un océano sin límite, un abismo de toda suerte de bienes”, y “un abismo sin fondo”.