«JESÚS, MARÍA OS AMO, SALVAD LAS ALMAS»

 

 

Que el Sagrado Corazón de Jesús da al mundo por medio de Sor Consolata Betrone. Monja Clarisa Capuchina (1903-1946). En Turín Italia.
Monja Clarisa Capuchina (1903- 1946)
Turín – Italia

 

MENSAJE DE AMOR QUE LE COMUNICO EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 

A tal efecto, enseñó a Sor M. Consolata Bertrone un Acto de Amor sencillísimo que debía repetir frecuentemente, prometiéndole que cada Acto de Amor salvaría el alma de un pecador y que repararía mil blasfemias.

 

La fórmula de este Acto es:

 

«Jesús, María, Os Amo, Salvad las Almas»

 

Le decía Jesús: «Piensa en Mí y en las almas. En Mí, para amarme; en las almas para salvarlas (22 de agosto de 1934). Añadía: la renovación de este Acto debe ser frecuente, incesante: Día por día, hora por hora, minuto por minuto»(21 de mayo de 1936).

 

«Consolata, di a las almas que prefiero un Acto de amor a cualquier otro don que pueda ofrecerme»… » Tengo sed de amor»… (16 de diciembre de 1935).

 

Con este continuo Acto de Amor damos a Dios lo más excelente: que es amor a las almas. Con esta Jaculatoria nos podemos comunicar constantemente con Dios. Cada hora, cada minuto, es decir, siempre que lo queremos. Y lo podemos hacer sin esfuerzo, con facilidad. Es una oración perfecta; muy fácil para un sabio como para un ignorante. Tan fácil para un niño como para un anciano; cualquiera que sea puede elevarse a Dios mediante esta forma. Hasta un moribundo puede pronunciarla más con el corazón que con los labios.

 

Esta oración comprende todo:

 

Las almas del Purgatorio, las de la Iglesia militante, las almas inocentes, los pecadores, los moribundos, los paganos, todas las almas. Con ella podemos pedir la conversión de los pecadores, la unión de las Iglesias, por la santificación de los sacerdotes, por las vocaciones del estado sacerdotal y religioso. En un acto subido de amor a Dios y a la Santísima Virgen María y puede decidir la salvación de un moribundo, reparar por mil blasfemias, como ha dicho Jesús a Sor Consolata, etc., etc.

 

Atiende alguna de las palabras de Jesús a Sor Consolata. El mismo Señor le enseño la fórmula del acto de amor que más le agradaba: «JESÚS, MARÍA OS AMOS, SALVAD  LAS ALMAS» y pedía con insistencia la renovación frecuente e incesante de este acto de amor.

 

Sigueme con el acto de amor día por día, hora por hora minuto por minuto.

 

Piensa en Mí y en las almas,. En Mí, para amarme; en las almas para salvarlas.

 

Consolata, dí a las almas que prefiero un acto de amor a cualquier otro don que puedan ofrecerme… Tengo sed de amor

 

*Dijo Jesús a Sor Consolata:*

 

«Recuerda que un Acto de amor decide la salvación eterna de un alma y, vale como reparación de mil blasfemias. Sólo en el cielo conocerás su valor y fecundidad para salvar almas».

 

«No pierdas tiempo, todo Acto de amor es un alma». Cuando tengas tiempo libre y no tengas otra cosa que hacer, toma tu corona del Rosario en tus manos y a cada cuenta repite: «Jesús, María, os amo, salvad las almas»… En cuatro o cinco minutos habrás hecho pasar por tus dedos todas las cuentas y habrás salvado 55 almas de pecadores, habrás reparado por 55.000 blasfemias.

 

Y si esto lo repites varias veces o muchas veces al día podrás salvar centenares y miles y hasta millones de almas… Y esto sin ser misionero entre los paganos, ni predicador…

 

¡Cuánto consuelo en la hora de la muerte y cuánta gloria tendrás en el cielo!

 

Dice San Agustín: «Quién salva un alma, asegura su propia salvación», y quién salva centenares y millares y hasta millones de almas, con un medio tan fácil y tan sencillo, sin salir de su casa, ¿que premio no tendrá en el cielo?

 

Nuestro Señor le pedía a Sor Consolata que repitiera frecuentemente ese acto de amor hasta ser incesante, es decir, continuamente, porque continuamente van muchas almas al infierno porque no hay quién las salve… Repitamos todo lo que podamos esta Acto de amor: ^*»JESUS, MARIA, OS AMO SALVAD LAS   ALMAS»*, para que sean muchas las almas que arranquemos al infierno para hacerlas felices eternamente en el cielo. Las almas que salvamos con este Acto de Amor, será un día nuestra corona de gloria en el cielo.

 

Ha habido almas que han salvado varios millones de almas, con este medio tan sencillo…

 

Y nosotros por qué no podríamos hacer lo mismo en lugar de perder un tiempo tan precioso en charlas inútiles; repitamos frecuentemente este Acto de Amor, y así acumularemos tesoros preciosísimos para el Cielo.

 

«JESUS, MARIA, OS AMO, SALVAD LAS ALMAS»:

 

-por la Iglesia y por el Papa
-por la santificación de los sacerdotes
-por las almas del Purgatorio
-por los agonizantes
-por los que se confiesan sacrílegamente
-por los que no asisten a misa los domingos
-por los misioneros
-por los enfermos
-por la conversión de los pecadores
-por la mayor santificación de los justos

 

En las dudas, en las tentaciones.
En las dificultades de la vida, Por algún intención en particular.

 

Podemos enseñarlo también a nuestros amigos y parientes que lo recen, que lo propaguen. Gran alivio sentirá el moribundo si se le sugiere al morir.

 

Al levantarnos sea nuestro pensamiento. Al acostarnos nuestra última oración.

 

Los que se salvaron están en el cielo por haber amado a Dios. Los grados de gloria en el cielo se miden por la intensidad del amor que las almas practicaron en la vida.

 

Sólo entonces nos daremos cuenta de lo que vale un Acto de Amor y de su fecundidad en salvar almas.

 

Sor Consolata le pidió un día a Jesús: «Jesús enséñame a orar». Y he aquí la Divina respuesta: » ¿No sabes orar?» ¿Hay acaso oración más hermosa y que sea más grata que el Acto de Amor.