NOVENA A LAS SANTAS LLAGAS

 

Hmna. María Marta Chambón (1841-1947), de la Orden de la Visitación de Santa María, monasterio de Chambéry (Francia).

Desde 1866 se le manifestó el Señor en numerosas ocasiones. En septiembre de 1867 le dijo el Señor:

“Yo te he escogido para hacer revivir en los actuales tiempos, tan difíciles, la devoción a mis Santas Llagas”.

Se transcriben algunas palabras del Señor a María Marta Chambón:

“Mi Padre se complace en el ofrecimiento de mis sagradas Llagas y de los dolores de mi divina Madre. Ofrecérselos, es ofrecerle  su gloria, ofrecer el Cielo al Cielo”.

 

“¡Las almas que hayan contemplado y honrado mi Corona de Espinas en la tierra, serán mi corona de gloria en los cielos!”.

 

“Yo concederé todo los que se me pida por la invocación a las santas Llagas. Es necesario difundir esta devoción”.

 

“Con mis Llagas y mi Corazón divino, podéis obtenerlo todo”.

 

“Los que  las honraren tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo”.

 

“Cuando tengáis alguna pena, alguna cosa que sufrir, es necesario llevarlo pronto a mis Llagas y la pena se suavizará”.

 

“Cerca de los enfermos hay que repetir a menudo esta aspiración: “¡Jesús mío, perdón y misericordia por los méritos de vuestras santa Llagas!. Esta oración aliviará al alma y al cuerpo”.

 

“El pecador que diga la oración siguiente: “Padre Eterno: Os ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo para curar las de nuestras almas”, obtendrá su conversión”.

 

(Libro: “La Hermana María Marta Chambon y las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo”, de las religiosas de la Visitación  de Santa María, editado primero en francés en Chambéry, y luego en español en el año 1924 en Santander. El libro tiene el “Imprimatur” del Sr. Arzobispo de Chambéry , el “Imprimi potest” del Sr. Obispo de Santander).

 

CON APROBACIÓN ECLESIÁSTICA.

 

NOVENA

Arrodillado delante del altar, imagen de Cristo o Crucifijo, te persignarás, harás el acto de contrición y orarás:

                          ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS

(Por las cuentas pequeñas)

Jesús mío, perdón y misericordia por los méritos de vuestras Santas Llagas.

                              

(Por las cuentas grandes)

Padre Eterno, yo os ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, para curar las de nuestras almas.

 

                                  (Al final, tres veces)

Padre Eterno, yo os ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, para curar las de nuestras almas.

 

Hacia 1867-1868, y por voluntad expresa del Señor, las superioras establecieron en la comunidad el rezo diario del Rosario de las Santas Llagas. La Santa Sede concedió pronto a las religiosas de la Visitación 300 días de indulgencia por el rezo del Rosario de las Santas Llagas. El 16 de enero de 1924 y por indulto de la Sagrada Penitenciaría, estas indulgencias se extendieron a todos los fieles.