amar al Amor

 

He aquí este Corazón que tanto ama a los hombres… y a tí en particular
¡Al menos tú ámame!

 

 

Les animo a que se Consagren al Sagrado Corazón de Jesús y que hagan la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en el hogar que es darle por un lado un lugar de honor en nuestra casa, y por otro , reconocerlo como centro de nuestra vida familiar.

 

Dos, de las doce promesas del Sagrado Corazón a Santa Margarita Mª de Alacoque, se relacionan directamente con la familia y la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús:

 

– Daré la paz a las familias.
– Bendeciré las familias en que la imagen de mi Sagrado Corazón, esté expuesta y sea honrada.

 

Hay incontables conversiones, tanto de individuos como de familias, donde el Sagrado Corazón ha sido Entronizado.

 

El Corazón de Jesús sigue llamando a la puerta de cada familia, como lo hizo el Señor con Zaqueo: hoy quiero hospedarme en tu casa. Jesús quiere ser ese amigo de la familia rodeado del afecto de todos.

 

Y hacer los nueve primeros viernes de mes.

 

Una de la promesas del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita Mª de Alacoque dice así: A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

 

Ofrecer nuestras acciones diarias, que como le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez:

 

«El alma que sabe hacer de su vida una continua unión con la mía, me glorifica mucho y trabaja útilmente en bien de las almas. Está, por ejemplo, ejecutando una acción que en sí misma no vale mucho, pero la empapa en mi Sangre o la une a aquella acción hecho por Mí durante mi vida mortal; el fruto que logra para las almas es tan grande, o mayor quizá, que si hubiera predicado al universo entero; y esto, sea que estudie o que hable, que escriba, ore, barra, cosa o descanse; con tal que la acción reúna dos condiciones : primero, que esté ordenada por la obediencia o por el deber, no por el capricho; segundo, que se haga en íntima unión conmigo, cubriéndola con mi Sangre y con pureza de intención.

 

¡Cuánto deseo que las almas comprendan esto: Que no es la acción la tiene en sí valor, sino la intención y el grado de unión con que se hace! Barriendo y trabajando en el taller de Nazaret, di tanta gloria a mi Eterno Padre, como cuando prediqué durante mi vida pública».

 

Os invito a que hagáis: