La Divina Misericordia.

¿Quién es Santa Faustina Kowalska?

Faustina Kowalska (1905-1938) fue una monja polaca de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. Recibió mensajes sobre la Divina Misericordia y cómo ser instrumentos de su amor para con el prójimo. Santa Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, como la tercera de diez hermanos. Desde pequeña se destacó por su amor a la oración, su laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde ­ como Sor María Faustina ­ vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran santa y en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores.

El 30 de abril de 2000 el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina en la Basílica de San Pedro frente a 200,000 devotos de la Divina Misericordia.

 Jesús en Ti confío.

La misión de Santa Faustina

  1. Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
  2. Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero y especialmente para los pecadores a través de prácticas de culto a la Divina Misericordia presentadas por el Señor Jesús a la misma Sor Faustina: la imagen de la Divina Misericordia, la fiesta de la Divina Misericordia, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración de las tres de la tarde ( hora de la Misericordia).
  3. Inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia para proclamar y alcanzarla misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino de Santa Faustina: con plena confianza hacia Dios, cumpliendo su voluntad y con acciones de caridad hacia el prójimo.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato de Nuestro Señor, con autorización de sus confesores.

 

 Jesús en Ti confío.

 

El Diario

 

El Diario de Sor Faustina está contenido en seis cuadernos escrito en forma de memorias, abarcando los últimos cuatro años de la vida de la Santa. Nos descubre el alto grado de unión de su alma con Dios y la profundidad de su vida espiritual. El Señor la colmó de gracias, revelaciones, estigmas ocultos y dones extraordinarios: dones de contemplación, de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia,  de profecía, de leer en el interior de las almas humanas, y el don poco frecuente de los desposorios místicos. (cf. notas del “Diario” de santa Faustina).

Sor María Faustina escribió el diario por orden de su Director Espiritual, el Reverendo Padre Miguel Sopocko, queriendo además cumplir y obedecer la voluntad de Jesús:

 

“Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi Misericordia porque están destinadas para un gran número de almas que sacarán provecho de ellas” . (1142)

 

Jesús en Ti confío.

 

El mensaje de la Divina Misericordia

 

Dios es misericordioso. Él es el Amor mismo que se derrama sobre nosotros y no quiere que ninguno se quede sin recibir ese Amor Misericordioso.

Dios quiere que nos volvamos a Él con confianza y arrepentimiento mientras sea el tiempo de Misericordia, antes de su venida el día de la Justicia.

 

”La humanidad no va a encontrar bienestar ni paz hasta que no se dirija con toda su confianza a Mi Misericordia”. (300)

 

”Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi Misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita Misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos” . (848)

 

Jesús en Ti confío.

 

La confianza

Aceptar la Misericordia de Dios es un acto de confianza, y pedirla es confiar en totalmente en Él, pues Dios es todo bondad y clemencia, y nos ama, nos cuida y procura la felicidad eterna.

 

”Mientras más confía un alma más recibirá. Las almas que confían ciegamente son un gran consuelo para Mí, porque derramo todos los tesoros de mis gracias sobre ellas. Yo me regocijo si piden mucho, porque es mi deseo dar mucho, muchísimo. Por otro lado, me entristezco cuando las almas piden poco, ellos reprimen sus corazones”.  (1577-1578)

 

”Tu empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el mío, darte todo lo que necesites. Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá límites”. (548)

 

”Cuán dolorosamente Me hiere la desconfianza en Mi bondad. Los pecados de desconfianza son los que Me hieren más penosamente” .(1076)

 

”La obtención de gracias depende de la confianza de cada alma. Si su confianza es absoluta, no hay límites para mi generosidad.  Los torrentes de gracia inundan a las almas humildes.  Los orgullosos permanecen siempre en pobreza y miseria, porque mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes”. (1593)

 

 Jesús en Ti confío

 

La Misericordia

La Misericordia de Dios no tiene límites, es su máximo atributo. La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: misereri, que significa tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor; es decir, de la caridad.

 

”Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la Misericordia”. (301)

 

”Tu miseria no es un obstáculo para Mi Misericordia. Hija mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia”. (1182)

 

”Soy más generoso para los pecadores: por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi Misericordia”. (1275)

Recibir Su Misericordia nos obliga a ser misericordiosos con el prójimo. ”Sean misericordiosos como el Padre es Misericordioso” . (Lc 6,36)

 

Jesús en Ti confío

 

Las obras de Misericordia

 

Jesús nos pide ser misericordiosos con el prójimo. Si un alma no practica la misericordia con los demás, tampoco podríamos aspirar a ella en el día del juicio.

En octubre de 1936, Jesús le dio indicaciones a Sor Faustina sobre esto:

“Hija mía, si es que Yo reclamo a la gente, a través tuyo la devoción de Mi Misericordia, debes ser tú la primera en distinguirte en esta confianza en Mi Misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes. No debes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte. Te estoy dando tres medios de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el segundo de palabra, y el tercero por la oración. Por estos medios un alma glorifica y da tributo a Mi Misericordia, porque aún la fe más fuerte, sin obras no tiene valor”. (742) 

 

 Jesús en Ti confío.

 

La imagen de la Divina Misericordia

El esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931.

“Al anochecer, estando yo en mi celda – escribe en el Diario – vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. ( …) Después de un momento, Jesús me dijo: «Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti Confío»”. (47)

 

La imagen presenta al Salvador resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del perdón de los pecados, a precio de su Pasión y muerte en la cruz. Los rayos de la Sangre y del Agua que brotan del Corazón traspasado por la lanza y las señales de los clavos, evocan los acontecimientos del Viernes Santo. (Jn 19, 17-18, 33-37)

Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los rayos. El Señor Jesús explica qué significan: “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas”. (299)

 

La imagen además de presentar la Misericordia de Dios, es también una señal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y amar activamente al prójimo.

Así comprendido el culto de la imagen, a saber, de la actitud cristiana de confianza y misericordia, vinculó el Señor Jesús promesas especiales de: la salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una muerte feliz, y todas las demás gracias que le fueren pedidas con confianza.

“Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias. Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella” . (570)

 

Jesús en Ti confío.

La Fiesta de la Divina Misericordia

De entre todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas a Sor Faustina, esta es la que tiene mayor importancia. El Señor Jesús habló por primera vez del establecimiento de esta fiesta en 1931 cuando le comunicó a la Santa su deseo: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia”. (49)

La Fiesta no es solamente un día de adoración especial de Dios en el misterio de la misericordia, sino también el tiempo en que Dios colma de gracias a todas las personas. “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores”. (699)

 

“Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para siempre”. (965)

 

Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculó a la Fiesta demuestran la grandeza de esta. ”Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida recibirá el perdón total de las culpas y de las penas”. ( 300)

 

“Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia; (….) que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata”. (699)

Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia: confiar en la bondad de Dios y amar activamente al prójimo, estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse) y recibir dignamente la Santa Comunión.

 

Jesús en Ti confío.

 

La coronilla de la Divina Misericordia

 

El Señor Jesús dictó la coronilla de la Divina Misericordia a Sor Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935, como instrumento para aplacar la ira divina (474 – 476).

Las personas que rezan esta oración ofrecen a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad” de Jesucristo como propiciación de sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el que Dios Padre ama a su Hijo y Él a todas las personas. En esta oración piden también “misericordia para nosotros y el mundo entero” lo cual constituye un acto hermoso de Misericordia al prójimo.

Cada vez que se reza la coronilla con confianza en Dios y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar a cada buena oración (la humildad, la perseverancia, la sumisión a la voluntad de Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y una muerte serena. Más aún, no solo las personas que recen esta coronilla pueden ganar esas gracias, sino también los moribundos por cuya intención la recen otras personas: ”Cuando la coronilla es rezada junto al agonizante se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma.” (811)

 

La promesa general es la siguiente: “Quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan… si lo que me pidan esté conforme con Mi voluntad” (1541, 1731).

Todo lo que es contrario a la voluntad de Dios no es bueno para el hombre, particularmente para su felicidad eterna.

“Por el rezo de esta coronilla, me acercas la humanidad. A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá… en vida y especialmente a la hora de la muerte” (929, 754).

 

Jesús en Ti confío.

La hora de la Divina Misericordia

 

En octubre de 1937, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte:

“Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi Misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo.” (1572)

 

Esta encomienda de Jesús además de hermosa es muy precisa pues nos indica la hora y la forma en que debemos glorificar y pedir Su Misericordia. Roguemos al Espíritu Santo nos llene de sus dones para cumplir cabalmente el pedido Divino.

 

Jesús en Ti confío. 

 

La propagación de la devoción a la Divina Misericordia

Otra forma de devoción a la Divina Misericordia, consiste en su propagación, porque con ella también se relacionan algunas promesas de Cristo. “A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso” (1075).

La esencia del culto a la Divina Misericordia consiste en la confianza hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. El Señor Jesús exige que confiemos totalmente en Él: ”Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi Misericordia insondable. Que no tema acercarse a Mi el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi Misericordia”. (1059)

Jesús nos manda a amar al prójimo y a hacer obras de misericordia a través de nuestros actos, palabras y oración. ”Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte”. (742)

 

La propagación de la devoción a la Divina Misericordia no requiere muchas palabras pero sí una actitud cristiana de fe, de confianza en Dios y el propósito de ser cada vez más misericordioso.

 

 Jesús en Ti confío.