Una renovación de la vida eucarística

 

Margarita María tuvo una experiencia excepcional de la presencia de Cristo en la Eucaristía. La mayor parte de las revelaciones del Sagrado Corazón tuvieron lugar en presencia de Jesús Sacramentado. El Señor le descubrió los secretos de su Amor.

 

La Santa recomienda vivamente las visitas al Santísimo Sacramento, unir nuestra oración a la misteriosa oración de Jesús Eucaristía. Y nos propone esta invocación tan sencilla, para cuando estemos cerca del Señor, una invocación que nos recuerda algunas cosas ya dichas: “Transfórmame en Ti”.

 

Ante el Santísimo Sacramento no podía hacer oración vocal… habría pasado días y noches enteras sin comer ni beber, ni saber lo que hacía, consumiéndome como un cirio encendido para retornarle a Jesús amor por Amor”.

 

“Un día en que el deseo de comulgar me atormentaba, le dije a Jesús: «Enséñame lo que quieres que te diga», y como respuesta oí: «Di sólo: Dios mío, mi único y mi todo, Tú eres todo para mí, y yo soy toda para Ti»”.

 

“Tengo sed, pero una sed tan ardiente de ser amado por los hombres en el Santísimo Sacramento, que esta sed me consume y no encuentro a nadie que se esfuerce por saciarla para corresponder en algún modo a mi amor”.

 

“Es bueno entretenerse con Jesús, e, inclinados sobre su pecho, como el discípulo amado, ser tocados por el amor infinito de su Corazón; y permanecer así largo tiempo ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor”. (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia).