Permanecer en su Amor

 

Esta invitación de Jesús en el Evangelio, “Permaneced en mí, permaneced en mi Amor” (Jn 15, 4.9), es una constante en la tradición cristiana. Margarita María se inscribe en ella. Desde el principio ha vivido este misterio. Describe así una manifestación del Señor que debe situarse en 1674:

 

“«Este es el lugar de tu morada actual y perpetua donde podrás conservar sin mancha la túnica de la inocencia de la que he revestido tu alma». Y a partir de entonces, me veía y encontraba siempre en este amable Corazón de un modo que no sé expresar, sino sólo decir que estaba a veces como en un jardín delicioso, esmaltado de toda clase de flores; otras, como un pececillo en un vasto océano…”

 

Esta gracia personal, no es sólo para ella. Se trata de una llamada evangélica que transmite a los hijos de Dios, bajo el signo del Corazón:

 

“Estableced vuestra morada en el Corazón de Jesús; en Él encontraréis una paz inalterable y la fuerza para hacer realidad los buenos deseos que Él os inspire, y para no cometer faltas voluntarias”.

 

“En este Corazón divino todo se cambia en amor, hasta las más amargas amarguras. Hagamos allí nuestra morada actual y perpetua, y nada podrá turbarnos, con tal que estemos del todo abandonados a Él. Dejémosle hacer y obrar en nosotros”.