“Darlo todo y dejarle hacer”

 

No es pasividad. Margarita María nos lo aclara:

“Debe bastarte con haberle entregado todo el cuidado de ti misma, y a medida que te olvides de ti, Él tomará un cuidado especialísimo por perfeccionarte, purificarte y santificarte; la demasiada reflexión sobre nosotros mismos impide el efecto de sus proyectos sobre nosotros… Cuando nos abandonamos del todo y le dejamos hacer, Él nos hace andar mucho camino en poco tiempo”.

 

“El Sagrado Corazón te hará un gran santo. Él te santificará a su gusto y no al tuyo. Por eso, déjale hacer”.

 

Y en una confidencia personal hecha a su superiora, dice:

 

“Se me presentó mi Señor descubriéndome su Corazón lleno de amor me dijo: «Este es el Maestro que te doy. Él te enseñará todo lo que debes hacer por mi amor. Por eso tú serás su discípula predilecta». Sentí una gran alegría. Me abandoné del todo a Él”.