Faustina nació el 25 de agosto de 1905 en la aldea polaca de Glogowiec. Fue la tercera hija entre diez hermanos de una familia piadosa. De muy temprana edad, oyó en su alma la llamada a la vida religiosa. El 30 de abril de 1926 recibió el hábito religioso y el nombre de Sor Faustina del Santísimo Sacramento.
Yo...entrego y consagro al Sagrado Corazón de Jesús mi persona y mi vida, mis acciones, trabajos y sufrimientos, para no servirme ya de ninguna parte de mí ser sino para amarle, honrarle y glorificarle. Esta es mi voluntad irrevocable: ser todo suyo y hacerlo todo por su amor, renunciando de todo corazón a cuanto pudiera desagradarle.
«Consuélame- Ámame- Glorifícame por medio de mi Corazón»
dijo Nuestro Señor a Sor Josefa Menéndez y le reveló los secretos de su Corazón.
A la luz de sus palabras, nos harán penetrar cada día más en este Amor infinito que entregándose a nosotros quiere invadirnos, y rebosando, inundar al mundo.
El mensaje completo que Cristo reveló a esta religiosa se encuentra en el libro titulado «Un llamamiento al amor»
Con licencia eclesiástica
Día 1
Día de Amor
Nuestro Dios es un Dios de amor. Nuestro Señor lo dice con todas sus fuerzas a tantas almas que mueren de sed junto al manantial. La sed que a Él le devora , es darse, entregarse a las almas.
«Yo soy el Amor. Amo a las almas hasta el punto que he dado mi vida por ellas. Soy Dios, pero Dios de amor. Soy Padre, pero Padre que ama, no con severidad, sino con ternura».
¡Él me ama! ¡a mí criatura pequeña, ingrata, olvidadiza y me ama con el esplendor y la generosidad de todo un Dios. Con la ternura y compasión de un Padre bueno, amante y tierno! ¡ Él me ama a mí, ama a las almas que le huyen, que se alejan, que le ignoran!
«Les he dado a conocer mi propio Corazón, esta devoción ha sido para el mundo como una luz que ha iluminado a muchas almas»
Luz que da claridad, calor. Calor y claridad que iluminan y encienden.
Corazón de Jesús:
Que las almas te devuelvan amor por amor.
Que las almas vayan a Ti y se arrojen en tus brazos.
Que las almas se acerquen a Ti para que les des nueva vida.
Corazón de mi Jesús:
Que las almas crean en tu misericordia.
Que lo esperen todo de tu bondad.
Que no duden de tu perdón.
Práctica: Ofrecer nuestra vida a su Corazón. ¡Vida por vida! con nuestras penas, cruces, satisfacciones, alegrías. Decirle muchas veces durante el día: Padre que amas con ternura, yo también te amo con todo mi corazón.
Día 2
Día de Fe en su Misericordia
El abismo de nuestras miserias es muy grande pero el de la misericordia de Dios es infinito, como el mismo Dios. El amor y ternura de su Corazón le mueven a perdonar toda falta, todo pecado por grande que sea.
«Mi Corazón es infinitamente santo y perfecto, pero como también es infinitamente sabio conoce la fragilidad y miseria humanas y esto me mueve a tener con los pobres pecadores, con las pobres almas una misericordia infinita. Yo no me canso de las almas por miserables que sean. Mi corazón está siempre esperando que vengan a refugiarse en ÉL»
Si espera con tanta bondad y misericordia, no le ofendamos dudando de su perdón. Él olvida nuestras faltas, no recuerda nuestras ingratitudes y sólo quiere, en retorno, nuestro amor.
«Mi Corazón emplea con más largueza su ternura y compasión con los pecadores que con los justos»
Anímate alma pusilánime y arrójate en los brazos de ese Corazón Divino con todas tus faltas, pecados e ingratitudes, en retorno sólo quiere tu amor.
Práctica: Hacer un acto intenso de fe y abandono en la misericordia del Corazón de Jesús que todo lo perdona. Hablar hoy a alguien de la misericordia de ese Corazón Divino.
Día 3
Día de la Reparación
El Corazón de Jesús ofrece a Dios una reparación completa y continua por las ofensas de los hombres, y nos pide que le ayudemos en esta obra de Amor.
«Vengo a descansar en ti, alma querida porque ¡soy tan poco amado de los hombres! Busco siempre amor y no encuentro más que ingratitud. ¡Son tan pocas las almas que verdaderamente me aman! Lo que deseo de ti es que estés dispuesta a consolar a mi Corazón siempre que te lo pida, pues el consuelo que me da un alma fiel compensa la amargura que me causa cien almas frías e indiferentes»
El Corazón de Jesús espera de ti, amor para reparar por los que no aman. Ámale y ámale sacrificando aquel gusto, aquella comodidad, aquella diversión, aquel descanso. Dáselo «hoy» para reparar con mucha generosidad ya que son mucho los que le odian. Ofréceselo desde este momento y dáselo con mucho amor.
«Quiero que me des almas, para eso no te pido más que amor en todos los actos. Hazlo todo por amor. Te pido amor, amor en tus palabras, amor en tus actos, amor en tus deseos»
Práctica:
Haz todo tus ejercicios de piedad con todo esmero en espíritu de reparación. Haz un visita especial al Santísimo por los que le olvidan y no le aman.
Día 4
Día de Confianza
Confiad porque en el Corazón de Jesús está la bondad que es infinita; está el amor que no ha sufrido menoscabo y su misericordia no tiene límites.
«Mi corazón halla consuelo en perdonar. No tengo mayor deseo ni más alegría que perdonar. Es tanto el consuelo que me produce un alma cuando vuelve a Mí después de una caída, que ésta resulta ganancia para ella, pues entonces la miro con más amor»
Lleva a Jesús todos tus pecados, todas tus faltas, para que te los perdone una vez más. Para que vuelva a darte el abrazo de reconciliación y de paz. Preséntale los pecados de las personas para ti más queridas, de los pecadores que te interesan, los del mundo entero y dile que goce perdonando.
«No te aflijas por tus caídas, nada necesito para hacer de ti una santa. Nada me importan la pequeñez y miseria de un alma con tal de que su deseo sea darme gloria y consuelo»
Descansa un momento en el Corazón de Cristo, oirás los latidos de su amor por ti, por ti quizá, pecador ingrato, pero Él te ama. Cree en su amor y en su perdón
Práctica. Confía todo el día en tan bondadoso Padre: Dile que crees en su amor y que estás segura de su misericordia.
Día 5
Día de Celo por la gloria del Padre Celestial
En al Corazón de Jesús no hay ni un pensamiento, ni movimiento alguno, ni siquiera un ligero suspiro que no sea por el amor y gloria de su Padre. Nos invita a compartir estos mismos sentimientos que son gloria para el Padre y salvación para las almas.
«Entra en mi Corazón y estudia el celo que le devora por la gloria de mi Padre. Este Corazón es tuyo, busca en Él cuanto necesites, consúmete dentro de Él, ofrece al Padre Celestial este Corazón esta Sangre divina. No vivas más que de esa vida que es vida de amor»
Ofrécete tú también al Padre Eterno en unión con los sufrimientos de Jesucristo. Con el Corazón de Jesús ofrécete como víctima y repara con Él a la Majestad divina.
«Acepta generosamente todos los sufrimientos que mi amor te envía para ofrecerlos a mi Padre Celestial. Deja que tu alma se abrase en deseos de consolar a un Dios ultrajado y toma mis méritos para reparar tantos pecados»
Recoge todos los méritos de Jesucristo, todos sus sufrimientos, toda su Sangre y ofrécelos al Padre Eterno por la salvación del mundo, por la salvación de las almas.
Corazón de Jesús:
Preséntame al Padre Celestial como una víctima muy pequeña pero cubierta con la sangre de tu Corazón
Corazón de mi Jesús, permíteme que repita contigo:
Padre Eterno, recibe la sangre de tu Hijo, toma sus llagas, toma su Corazón, mira su cabeza traspasada de espinas, No permitas que esta Sangre sea inútil. Mira la sed que tengo de darte almas. Padre mío, no permitas que estas almas se pierdan. Sálvalas para que te glorifiquen eternamente.
Práctica: Después de la comunión ofrece al Padre Eterno su Hijo con todos sus meritos por la salvación del mundo y en reparación de los pecados de la humanidad.
Día 6
Día de Celo por la salvación de las almas
La gran preocupación del Corazón de Cristo son las almas ¡su salvación! Todo lo ha dado y ofrecido por ellas: penas, privaciones, sufrimientos, sangre, vida. Las llama con ternura, las espera con ansia, sale a su encuentro con su gracia y su amor.
«Piensa todo el día en las almas. ¡Sí, tengo sed de almas! ¡Si vieras cuantas almas me afligen! Por eso busco víctimas que quieran consolarme y sufrir por mi amor».
El Corazón de Jesús espera tu generoso sufrimiento para consolarle y traerle almas. Recorre el mundo con tu pensamiento y oración, habla a las almas del Corazón de Jesús habla al Corazón de Jesús de las almas.
«No me canso de las almas y mi Corazón está siempre esperando que vengan a refugiarse en Él. Soy Jesús que ama a las almas con ternura, mi Corazón las llama sin cesar, cuida de ellas y las guarda, este Corazón se abrasa en continuo deseo de ser amado por todas las almas»
Coopera a tanto amor. Puedes hacer tanto con tu trabajo apostólico, con tu oración ardiente, con tu sacrificio callado, con tu sufrimiento aceptado.
Corazón de Jesús:
Te ofrezco tu mismo Corazón. Acéptalo como víctima de amor , de amor a las almas.
Corazón de mi Jesús:
Que las almas conozcan que ser su felicidad y recompensa.
Que las almas vayan a Tí.
Que las almas no tengan miedo de Tí
Que las almas confíen en Tí
Práctica: Suple con tus sufrimientos las gracias que no han sabido aprovechar las almas, Busca hoy ese sufrimiento, acéptalo con su sonrisa y silencio
Día 7
Día de Fidelidad
La fidelidad en la única piedra de toque del verdadero amor, es su más delicada y hermosa flor. Nuestro Señor la espera de nuestro amor y nos promete trocarla en sus más exquisitas gracias.
«Si estás dispuesta a serme fiel te prometo que derramaré sin medida toda mi misericordia en ti y conocerás cuan grande es el amor que tengo a tu alma… Si me eres fiel te comunicaré las riquezas de mi corazón»
No defraudes al Corazón bondadoso de Jesús. Él te pide que seas fiel. Fiel a tus propósitos, a las enseñanzas aprendidas, a las resoluciones de un día de luz, resoluciones quizá olvidadas, descuidadas. Medita las promesas a la fidelidad.
«Quiero que seas toda mía y me seas fiel, que me ames. A cambio de tu fidelidad me doy a ti por Esposo. No me importan tu nada y tus caídas, mi sangre lo borra todo. Bástate saber que te amo»
El Corazón de Jesús necesita corazones que le amen, almas que le sean fieles con esa fidelidad cotidiana y de cada momento. Fidelidad en lo grande y en lo pequeño, en lo agradable y en lo penoso. ¡Cuenta contigo! ¡Espera tu fidelidad!
Corazón de Jesús:
Que sepa por mi fidelidad cicatrizar las heridas que recibes de los pecadores.
Que la fidelidad de mi amor se deje conducir por Ti que me amas.
Corazón de mi Jesús:
Deseo ser fiel, sostenme en mi fidelidad.
Deseo ser fiel y sumisa a tu voluntad aún en los momentos más difíciles.
Práctica. Renueva hoy, por amor al Corazón de Jesús tu fidelidad a tu reglamento, a tu orden de día, a tus ejercicios piadosos, a tu santa Regla.
Día 8
Día de Amor a la Cruz
Cristo sufrió toda su vida porque la sombra de la Cruz estuvo siempre sobre Él, y los que le aman participan un poco de esta cruz durante toda su vida. Nuestro Señor nos la ofrece como su mejor regalo.
«En estos días que tanto se me ofende quiero que seas mi Cirineo, quiero que me ayudes a llevar la cruz, la cruz del amor, la cruz de amor a las almas. Tú me consolarás y los dos sufriremos juntos. Mi cruz descansa sobre tu miseria y Yo me reposaré en tu pequeñez»
No seas alma «alquilada» para llevar la cruz, es decir, alma que sólo lleva una partecita de la cruz y aún espera la recompensa. El alma generosa lleva y abraza toda la cruz de Jesús, descansa a Jesús, alivia a Jesús.
«Toma mi cruz, no tengas miedo, nunca será mayor que tus fuerzas porque está medida y pesada en la balanza del amor. Te dejo la cruz, sufre por las almas y por mi amor».
Dime que por amor tú también quieres abrazar la cruz de mi voluntad»
No rechaces la cruz bajo cualquier forma que se presente: Enfermedad, fracaso, humillación, molestias, contrariedades…todo está previsto por el Señor que te conoce y te ama.
Corazón de Jesús:
Que encuentres en mi descanso y te glorifique.
Que no te resista en las cosas pequeñas.
Que te reciba bien cuando me visites con la cruz.
Corazón de mi Jesús:
Que adore tu cruz y me sirva de ella para procurar tu gloria,
para dar luz y vida al mundo,
para conseguir misericordia a los pecadores, amor a los corazones indiferentes, luz para las almas ciegas.
Práctica. Sal al encuentro de la cruz, no te quejes de nadie, no protestes de nada, no te alejes de la contrariedad, ni del sufrimiento.
Día 9
Día de Generosidad
En la entrega generosa a Dios reside la felicidad, no se pierde lo que a Jesús se da, Él por su parte devuelve el ciento por uno.
«Quiero valerme de tu miseria para salvar almas, no me niegues nada, Consuélame, recuerda que Yo no he omitido nada para demostrarte mi amor. Cuanto más generosa seas conmigo, más generoso seré Yo contigo»
Quizá, un alma espera algo de tu generosidad. Quizá dando aquello que a ti te cuesta, libres a un alma de los lazos del demonio o lances otra por las sendas de la perfección. ¡Qué gloria para el Corazón de Jesús!
«Cuando el alma tiene suficiente generosidad como para darme gloria en lo que le pido, recoge un gran tesoro para sí y para las almas y aparta a muchos del camino de la perdición»
Ésta es la contestación de Nuestro Señor a tu generosidad. No titubees más. Él lo espera de ti.
Corazón de Jesús:
Que no rehuse nada a tu Corazón.
Que no omita nada para demostrarte mi amor.
Que no te resistas nunca.
Corazón de mi Jesús:
Aumenta en mí la sed de celo por las almas
Que te salve muchas almas
Que este deseo me consuma.
Práctica. Procura hoy no negarle nada a Nuestro Señor. Si te pide una parte dale el todo.
Día 10
Día de Humildad
No debemos extrañarnos ni desalentarnos de nuestras miserias pues nos atraen la compasión y misericordia de Dios. El sabe servirse de nuestras flaquezas. Mientras más profunda en nuestra miseria, más grande es su misericordia.
«Cuando un alma comete grandes pecados pero después se humilla, saca ganancia, más la soberbia es lo que enoja a mi Padre, la detesta profundamente. Consoladme con vuestra humildad, porque donde hay humildad todo va bien, pero donde no la hay todo va torcido».
No te asuste ningún camino, ni «condición humillante». Nuestro Señor no rehusó la humillación, antes se abrazó con ella para expiar los pecados de soberbia, quizá los tuyos. Acompáñales en el camino de la humildad, ayúdale a reparar la soberbia de las almas y la tuya.
«No olvides que sin Mí, el alma es un abismo de miserias, yo levantaré a los humildes. No me importan tus miserias y caídas, quiero humildad y amor. Cuanto más pequeña y humilde seas más cerca estarás de Mi».
Si eres humilde, Él te levantará, y te levantará a la altura de su Corazón. Del abismo de tu miseria, pasarás al abismo de su amor.
Corazón de Jesús:
Que mi humildad consista, en seguir las inspiraciones de la gracia sin dejarme llevar de las sugestiones del amor propio.
Corazón de mi Jesús:
Vengo a sumergirme en el torrente de sangre de tu Corazón para que purifique mi indignidad y mis pecados.
Dame tu humildad para mi soberbia.
Práctica: «Quiero que hagas hoy muchos actos de humildad y sumisión a la voluntad divina para alcanzar que las almas se dejen guiar por el camino que les preparo con tanto amor. Actos de humildad: no alabándote, no hablando de ti, no atrayendo sobre ti la atención de los demás»
Día 11
Día de Abandono
Una de las formas más puras del amor es el abandono. Hay que someterse no solamente a las órdenes de Dios, sino a cuanto sea de su agrado, a los acontecimientos que permite. Hay que echarse en sus brazos con los ojos cerrado y todo contribuirá a nuestro bien.
«Es tanto lo que me agrada un alma cuando se abandona a Mí de verdad, que aunque esté llena de imperfecciones y miserias hago de ella un cielo donde me deleito en morar».
Abandona al Señor todo tu ser, el alma con sus potencias, el cuerpo con sus sentidos, el corazón con sus sentimientos. Abandónales tu pasado, tu presente, tu porvenir. Abandónale tu familias, tus negocios , tus aspiraciones, tus deseos.
«Debes de tener siempre presente tu nada y tus miserias. Ama y no temas nada. Yo quiero lo que tú no quieres, pero puedo lo que tú no puedes. A ti no te toca elegir, abandónate. No necesito tus fuerzas, lo que necesito es tu abandono»
Deja abandonado a su Corazón, el trabajo de purificarte, la gloria de santificarte, la felicidad de recompensarte.
Corazón de Jesús:
Soy pobre pero Tú eres rico
Soy débil pero Tú eres fuerte
Deseo corresponder a tus planes con mi docilidad y abandono
Corazón de mi Jesús:
Todo lo espero de Ti, no puedes negarme nada.
Me abandono a tu amor y a tu misericordia.
Cuida de mí.
Práctica. Haz una visita extraordinaria al Santísimo y en ella abandónate por entero a Nuestro Señor y contigo todas tus cosas.
Día 12
Día de Bondad
La bondad suprema es Dios porque ama inmerecidamente a las criaturas: ama en la creación porque se le desborda el Corazón y en la conservación dándonos sin medida su amor. Perdona, repara, olvida, porque es Bondad y Amor.
«Soy el Amor, la Bondad y la Misericordia. Quiero que mis almas me traten con más intimidad, que tengan más amor que temor, que sepan que las amo y que no duden. Sus miserias y sus faltas son las que inclinan hacia ellas mi Bondad»
¡Qué diferencia entre la bondad del Corazón de Jesús y el nuestro! Trata de estudiarla en su Corazón y pon algo de tu parte para semejarte a Él. Sé bondadosa perdonando aquella injuria, olvidándote de aquella palabra, dando tu socorro al necesitado, tu alivio al desgraciado
«Soy un abismo de Bondad y Misericordia. No dudes de la bondad, ni del amor de mi Corazón. No te amo por lo que eres sino por lo que no eres porque así tengo donde colocar mi grandeza y mi bondad»
Sé bondadosa en tus obras, en tus palabras, en tus gestos y ademanes, en tus miradas. Deja traslucir la bondad de Cristo en tus juicios benévolos, en tus dichos caritativos, en tus acciones benéficas.
Corazón de Jesús:
Haz que sea apóstol de tu bondad y de tu misericordia.
Quiero dar a conocer a las almas tu Bondad.
Quiero que ninguna desconozca la Bondad de tu Corazón.
Corazón de mi Jesús:
Que no dude nunca de la Bondad de tu Corazón.
Que derrame en torno mío los tesoros de tu Bondad.
Que te ame con ardor para corresponder a tu Bondad.
Práctica. No se te pase un día sin ofrecer algo al Corazón de Jesús. Algún fruto de tu vencimiento propio en beneficio del pobre, del triste, o del que te ha ofendido o despreciado.
Día 13
Día de Alegría
Cuando se tiene a Jesús en el corazón se le hace afrenta estando triste, es como si le dijéramos «no me basta», y Jesús nos pertenece por entero. Sirviéndole con alegría, honramos su Corazón.
«Si te ocupas de mi gloria, yo me ocuparé de ti. Fijaré en tu alma mi reino de amor y nadie podrá arrebatarte tu alegría. No te apures, yo cuidaré de ti como una madre de su hijo pequeño. Yo soy la alegría de tu alma»
La alegría está en el vencimiento, en la mortificación, en la donación. Vence sin compasión tu genio, tus malas inclinaciones, tus deseos torcidos y encontrarás la alegría. Da tu actividad, tu tiempo, tu inteligencia a los demás y serás dichosa.
«Te quiero pequeña, muy humilde, siempre sonriente, quiero que vivas siempre muy alegre. Escoge lo que más te cueste pero con gozo. Sírveme en paz y alegría y así honrarás mi Corazón»
Sonríe siempre al trabajo, al dolor, a la monotonía de la vida. Sonríe al enemigo, al que te injuria, al que te desprecia, al que triunfa, al que fracasa.
Corazón de Jesús.
Escóndeme en tu Corazón para que viva de alegría.
Que te ame siempre en paz y alegría.
Que sufra con alegría siempre y en todo.
Corazón de mi Jesús:
Que goce de tu alegría hasta que me llene de eterno gozo.
Que mis sacrificios por las almas me den la alegría eterna.
Que las almas desprecien los goces terrenos para adquirir los eternos.
Práctica: No dejes ver a los demás las penas o preocupaciones que te agobian, derrama alegría a tu alrededor, facilita la vida a los que viven contigo.
Día 14
Día de sufrimiento
El Señor llama a algunas almas a una unión más íntima con Él, a participar de sus trabajos y sufrimientos. Estas almas son amadas de Jesús más de lo que nos podamos imaginar, encontrando en ella sus delicias.
«El alma que ama desea sufrir y el sufrimiento aumenta el amor. El amor y el sufrimiento unen al alma estrechamente con Dios hasta hacerla una misma cosa con Él. Las almas que sufren con amor verán grandes cosas, no digo en el tiempo, pero sí en la eternidad»
El sufrimiento asusta al alma, pero piensa que quizá unido al sufrimiento está ligada la salvación de un alma, el vencimiento de una tentación, el logro de una vocación, la conversión de un pagano. El está contigo para sostenerte y ayudarte.
«Ya que estás dispuesta a sufrir, vamos a sufrir los dos. No tengas miedo de sufrir, es un tesoro para ti y para las almas. Cuando sufres eres mi consuelo y mi descanso».
Si el sufrimiento no viene a ti, ve a buscarlo. Cuanto más escondido, más provechoso; cuanto más silencioso, más meritorio; cuanto más disimulado, más amado del Corazón de Cristo.
Corazón de Jesús:
Quiero sufrir en silencio y sin ansiedad.
Quiero sufrir para que el sufrimiento aumente el amor.
Quiero sufrir con mucho amor para provecho de las almas.
Corazón de mi Jesús:
Que mis sufrimientos sirvan de reparación por los pecados.
Que sufra en lo que más me cueste en reparación de los pecados del mundo.
Que mis sufrimientos te descansen y que yo descanse en Ti.
Práctica. No rechaces hoy ningún sufrimiento, acógelo con entusiasmo sea el que fuere: frío, calor, dolor, sequedad…
Día 15
Día de Ofrenda
La donación espontánea, libre, amorosa de la criatura enternece al Corazón de Dios; la donación le devuelve a Dios lo que le corresponde, lo que es suyo, y Dios lo recibe como un don libre de la criatura que el proporciona el goza de recibir.
«Cuando un alma tiene generosidad bastante para darme gusto en todo lo que le pido, recoge un gran tesoro para sí y para las almas. Ofrece tu vida, aunque sea imperfecta, para que las almas escogidas entiendan qué misión tan hermosa pueden realizar con sus obras ordinarias, con su trabajo continuo»
El Corazón de Jesús espera de ti una ofrenda total, entera, sin reservas, sin rapiñas. Ofrenda que te haga toda de Él para que pueda disponer de ti como un instrumento dócil en sus manos.
«Quiero que me lo ofrezcas todo, aún lo más pequeño, para compensar el dolor que me causan las ofensas de las almas. Unida a Mí te ofrecerás a mi Padre a fin de alcanzar perdón para muchas almas»
La ofrenda total pide generosidad en el dar y en la manera de dar. Pide totalidad de oblación, con todas las consecuencias subsiguientes. Lo espera de ti ¿Tendrás valor?
Corazón de Jesús:
Me ofrezco como víctima para reparar los ultrajes que te interfieren las almas.
Me ofrezco para ayudarte a dar luz y vida al mundo.
Me ofrezco para que las almas hallen la verdadera paz.
Corazón de mi Jesús:
Me ofrezco para atraer la misericordia de Dios sobre el mundo.
Me ofrezco para reparar la ingratitud de los pecadores.
Me ofrezco para que las almas se entreguen del todo a Ti.
Práctica. Entrégalo todo, que todo lo hallarás en su Corazón. Haz una visita al Santísimo y muy cerca del Sagrario enumera al Señor lo que le das y para qué se lo das.
Día 16
Día del Olvido de sí
Si quieres encontrar a Dios en todo, olvídate de ti misma. Si quieres conquistar el amor de Jesús, renuncia siempre a ti misma. Todo cuanto quites a tu amor propio, a tu satisfacción personal, lo das al amor divino.
«Vengo a descansar en ti, olvídate de ti misma y consuélame; quiero que me ames de tal modo y con tal ardor que no te acuerdes de ti para nada y sólo Yo ocupe tus pensamientos y tus deseos»
El olvido de sí llega a dejar al alma insensible ante sus propios deseos , sus ambiciones, sus gozos, sus dolores. Sólo piensa que el Corazón de Jesús reina en ella y que Él sólo puede y debe disponer todo su ser. Vive como si no existieras y que Él trabaje en ti.
«Te quiero tan olvidada de ti misma y tan abandonada a mi voluntad que no te pasaré la más mínima imperfección sin avisarte. El amor da fuerza, pero el alma ha de olvidarse de sí misma. Cuanto más desaparezcas más seré Yo tu vida y tú serás mi cielo donde descansaré»
En todas las circunstancias de tu vida, obra pensando en los demás, no te acuerdes de ti. Ante la voluntad crucificante del Señor no protestes, no te quejes; piensa que él lo quiere y olvídate de ti.
Corazón de Jesús:
Tú sabes cómo soy, pero sírvete de mí como quieras.
Tú suplirás en mí lo que me falta.
Tú obrarás en mí.
Corazón de mi Jesús:
Que tu voluntad triunfe en mí.
Que tu amor me destruya.
Que mi miseria te glorifique.
Práctica. Vive hoy como si no existieras. No te resistas a os planes que el Señor tiene sobre ti, abandónate y olvídate.
Día 17
Día de Paz
Para conseguir la paz, no debemos desear nada, ni ligar nuestro corazón a nada que no haya sido de antemano presentado a Dios y colocado en el Corazón de Jesús a fin de quererlo en Él y para Él. Todo lo que turba no viene de Dios. Él es la paz.
«No saben mis almas cómo descansa mi Corazón entrando en el suyo, pequeño y miserable pero todo mío. No me importan las miserias, lo que quiero es el amor. No me importan las flaquezas lo que quiero es la confianza. Estas son las almas que atraen al mundo la misericordia y la paz».
El alma que confía plenamente en Dios no puede perder la paz. El alma que sabe que Dios la ama, no puede perder la paz. El alma que conoce la misericordia de Dios no puede perder la paz.
«Descansa en Mí y mi paz como Yo descanso en tus sufrimientos. Yo soy la Paz. Como vivo y reino en ti, tú vivirás en paz: soy el Dios de la paz.»
El alma que no pierde la paz, que se muestra ecuánime y equilibrada, vive ya en el mundo sobrenatural. Nada adverso la hiere, su vista está fija en Dios que todo lo puede y la ama.
Corazón de Jesús:
Consérvame la paz en medio de mis dolores.
Sostenme para conservar la paz en mis sufrimientos.
Reina en mí para vivir de paz.
Corazón de mi Jesús:
Que tu paz me inunde de santa alegría.
Que tu paz me fortalezca.
Que tu paz me sostenga en el sacrificio.
Que tu paz gobierne las almas y el mundo.
Práctica. No te intranquilices por pequeñeces, no te irrites por nonadas, conserva tu paz ante esas mil contrariedades que constantemente nos trae la vulgaridad de la vida cotidiana.
Día 18
Día de Pureza de Intención
La pureza de intención es lo que da valor a la acción, la más pequeña e insignificante hecha con amor y por amor es un gran tesoro de consuelo y gloria para el Corazón de Jesús.
«Yo no miro la acción, miro la intención. El acto más pequeño hecho por amor ¡adquiere tanto mérito y puede darme tanto consuelo!…no busco más que amor, no pido más que amor!
¡Cuánto deseo que las almas comprendan esto: que no es la acción la que tiene valor en sí, sino la intención y el grado de unión con que se hace!»
Medita que una acción cualquiera, la más insignificante, agradable o desagradable, ostensible o escondida, puede dar mucha gloria a Dios, sólo exige estar en gracia de Dios y hacerlo por su amor. ¡Qué tesoro en tus manos!
«Para llegar a un alto grado de amor no hay que hacer cosas extraordinarias, sólo poner pureza de intención en la más pequeña como en la más grande y unión íntima con mi Corazón, el amor hará lo demás».
El Señor espera tus obras de hoy para salvar un alma, para asegurar la conversión de un pecador, para alentar a un misionero. No desoigas su voz, ponte a ello con fervor. El mundo si da algún pago es muy mezquino, el de Dios es ¡pago eterno!
Corazón de Jesús:
Que todas mis acciones estén empapadas en tu Sangre.
Que todas mis acciones estén unidas al trabajo hecho por ti cuando estabas en la tierra.
Que todas mis acciones estén envueltas en oro sobrenatural.
Corazón de mi Jesús:
Que todas mis acciones sirvan para provecho de las almas.
Que todas mis acciones sirvan para tu consuelo y descanso.
Que todas mis acciones sirvan para glorificarte.
Práctica: Al empezar cada acción grande o pequeña, ofrécesela al Corazón de Jesús, hazla en su unión y con mucho amor.
Día 19
Día de Unión con el Corazón de Jesús
La unión con el Corazón de Jesús consiste en perderse en Él, no formando más que un corazón, un alma, una voluntad con la suya. Hundámonos cada vez más en su Corazón que nos llama, nos atrae, nos espera.
«Un alma que sabe hacer de su vida una continua unión con la mía, me glorifica mucho y trabaja útilmente en bien de las almas. Si desde la mañana se une a Mí y ofrece el día con ardiente deseo de que mi Corazón se sirva de sus acciones para provecho de las almas y va hora a hora, momento a momento cumpliendo con su deber de amor ¡qué tesoro adquiere en un día!
Hay que «fijar los ojos en Jesús y no apartarlos jamás», así la vida se nos hará fácil y suave. Unidos a su Corazón nada puede asustarnos, nada puede sorprendernos, disgustarnos. El con nosotros piensa, obra, sufre, goza, trabaja, se inmola.
«No deseo tan sólo que las almas se unan a Mí de una manera general, quiero que esta unión sea constante, íntima como es la unión de los que se aman y viven juntos, que aunque no estén siempre hablando se miran y se guardan mutuas delicadezas de amor»
Piensa al empezar cualquier acción, al iniciar una conversación, al tomar una decisión que Jesús con su Corazón lleno de amor y ternura está contigo para aconsejarte, iluminarte, dar acierto a tus palabras, empuje a tu acción, dirección a tus deseos.
Corazón de Jesús:
Que una todas mis acciones a las tuyas.
Que ya trabaje, ya descanse, lo haga unida a tu Corazón.
Que me una a Ti con una alianza eterna para no separarme jamás.
Corazón de mi Jesús:
Que me una a ti para ser del agrado de tu Padre.
Que ya trabaje, ya descanse lo haga siempre unida a tu Corazón.
Que me una a Ti para conocerte mejor y para ser tu consuelo.
Práctica: No trabajes, no obres, no pienses nunca tú solo. Únete al Corazón de Jesús de manera intensa por la mañana y renueva esta unión durante el día.
Día 20
Día de Cumplimiento de la Voluntad de Dios
El verdadero amor consiste en hacer la voluntad de aquel a quien se ama. El cumplimiento total de esta voluntad divina es el camino infalible de incesantes aumentos en el amor.
«Almas queridas, aprended de vuestro modelo que la única cosa necesaria, aunque la naturaleza se rebele, es someterse con humildad y entregarse con acto supremo de la voluntad, al cumplimiento de la voluntad divina en cualquier ocasión o circunstancia. Lo único que os procurará felicidad cumplida es hacer la voluntad de Dios»
Nada hay tan grande a los ojos de Dios como someter nuestra voluntad a la suya en todo lo que nos pida. Ver en todo la voluntad de Dios: en un cambio de vida, en un cambio de tiempo, en un obstáculo en tus deseos. Él lo ha querido, sabe por qué y lo ha permitido porque nos ama, por nuestro bien.
«Cuando después de haber pasado por encima de las repugnancias y sutilezas del amor propio que os sugiere vuestra naturaleza, la familia o el mundo, abrazáis con generosidad la voluntad divina, sólo entonces llegaréis a gozar de las más inefables dulzuras en una íntima unión de voluntades entre el Divino Esposo y vuestra alma»
Esa voluntad de Dios que te sorprende hoy, está preparada y pensada desde toda la eternidad para tu santificación, bien de las almas y aumento de tu gloria. ¿No la aceptarás con amor?
Corazón de Jesús:
Que desaparezca mi voluntad para que triunfe y reine la tuya.
Que no tenga otra voluntad, ni otra libertad que la tuya.
Que haga siempre tu voluntad para que te glorifiques en mí.
Corazón de mi Jesús:
Que mi querer sea el tuyo.
Que me abrace a la cruz de tu voluntad,
Que no resista nunca a la gracia para seguir mi voluntad y no la tuya.
Práctica. Ve en todo lo que te sucede la Voluntad de Dios y toma la costumbre de decir siempre en lo bueno y en lo malo: ¡Es la voluntad de Dios, bendito sea!
Día 21
Día de Inmolación
El alma que se inmola por las almas se hace más sensible al amor de Dios, y más capaz de irradiar el amor divino.
«¡Si vieras cuántas almas me afligen! Por eso busco víctimas que quieran consolarme y sufrir por mi amor. Yo te he escogido a ti, sí, sufrirás para ganar almas… no temas, Yo soy tu fortaleza. Cuando el peso de la cruz te parezca superior a tus fuerzas, pide socorro a mi Corazón».
De tu generosidad en el sufrimiento puede depender la salvación de otras almas. ¡Cuántas se salvarán con tus sacrificios! ¡Si supieras los que vale un alma!
«Mi Corazón busca víctimas que conquisten el mundo por el amor. Yo soy la gran Víctima, tú la víctima pequeñita que uniéndote a Mi, pueda ser el agrado de mi Padre. La mayor recompensa que puedo dar a un alma es hacerla víctima de mi amor y misericordia porque la hago semejante a Mí que soy Víctima Divina por los pecadores»
No te asuste el dolor, el sufrimiento. Ofrécete como víctima voluntaria. Su gracia abundante y su amor infinito no te faltarán nunca.
Corazón de Jesús:
Sé Tú el único amor de mi Corazón.
Sé Tú el dulce tormento de mi alma.
Sé Tú el agradable martirio de mi cuerpo.
Corazón de mi Jesús:
Que sea víctima de tu Corazón volviéndome amargo todo lo que no seas Tú.
Que sea víctima de tu alma por todas las angustias que sea capaz de soportar.
Que sea víctima de tu cuerpo por el alejamiento de todo lo que pueda satisfacer el mío.
Práctica: Busca hoy lo que más te cueste y te mortifique. «No es nada lo que sufres si al fin se salvan las almas»
Día 22
Día de Amor a las almas
Poseer amor a las almas es tener la misma llama, los mismos ardores, los mismos anhelos que el Corazón de Jesús, es ser corredentores, trabajar juntos, en la salvación de las almas.
«Es tanto el amor hacia las almas que me consume el deseo de su salvación. Cuántas se pierden y cuántas esperan sacrificios para salir del estado en que se encuentran. Quiero que te abrases en el deseo de salvarme almas»
El mundo se puede salvar por la reparación de las almas escogidas. Una oración, una súplica puede llevar las almas a su Corazón. Jesús espera a las almas con los brazos abiertos.
«Yo no puedo contener el amor que siento por las almas, y el amor es tan fuerte que triunfará de todas las resistencias, no quiero que las almas se aparten de Mí. ¡Las amo tanto! y quiero que sepan que Yo deseo ser su recompensa y su felicidad»
El corazón de Jesús quiere reinar por amor, y pide a las almas escogidas que reparen para obtener perdón y alcanzar nuevas gracias. Sus palabras serán luz y vida para muchísimas.
Corazón de Jesús:
Que las almas no te abandonen y no se pierdan.
Que no te correspondan con frialdad y con ingratitud.
Que se abrasen en esa llama que es un volcán de amor.
Corazón de mi Jesús:
Da a conocer a las almas que la medida de tu amor y de tu misericordia para las almas no tiene límite.
Da a conocer a las almas hasta qué punto las ama tu Corazón.
Da a conocer a las almas cómo su debilidad puede servirse para dar vida a muchas almas.
Práctica: Haz hoy algo con tu trabajo, tu actividad, tu limosna, tu propaganda, para que lleguen a algún alma los deseos y sed de amor que el Corazón de Jesús siente por ellas.
Día 23
Día de Apostolado
El bien sólo lo hace Dios. El hombre hace el bien en la medida en que su corazón vaya al unísono con el de Dios. Cuando nuestra voluntad se ha identificado con la divina nuestro apostolado se vuelve divino, de largo alcance.
«Para que el mundo conozca mi Bondad necesito apóstoles que le muestren mi Corazón, pero sobre todo lo conozcan, porque nadie puede enseñar lo que no sabe. Deseo formar una liga de amor entre mis almas consagradas para que ellas enseñen y publiquen por el mundo mi misericordia y mi amor»
El apóstol es el enviado de Dios, en ti ha fijado sus ojos para que des a conocer al «Gran Desconocido». Habla al mundo de su amor, de su ternura, de sus deseos de ser amado. ¡Que responsan a su amor con amor!
«No todas las almas pueden ir a evangelizar y predicar a países salvajes, pero sí, todas pueden hacer conocer y amar mi Corazón. Mi amor se sirve no solamente de su vida ordinaria y de sus menores acciones, sino también de sus miserias y debilidades, y muchas veces de sus caídas para bien de otras almas»
«El Corazón de Jesús tiene puesta su mirada en ti. Mírale. En su mirada encontrarás un nuevo llamamiento para el apostolado, para ser su compañero en las bregas del amor.
Corazón de Jesús:
Que me consuman las ansías de amarte y de verte amado.
Que me abrase en deseos de salvación de las almas.
Que te conozca y te haga conocer de aquellos que tu amor me confíe.
Corazón de mi Jesús:
Que las almas encuentren en tus palabras remedio a todas sus enfermedades.
Que las almas conozcan el continuo deseo que te abrasa de ser amado de todas.
Que las almas sepan que deseas ser su recompensa y su felicidad.
Práctica. Pon a los pies de Jesús toda tu vida. Energía, ilusiones, actividad. También tus actos ordinarios, la monotonía de los días grises, el olvido en una vida escondida, las mismas flaquezas y debilidades. Él se servirá de todo para las almas.
Día 24
Día de Eucaristía
Jesús en la Eucaristía ampara a los justos, mueve a los pecadores, reanima a los tibios, fortaleces a los pusilánimes, instruye a los ignorantes. Desea darse, comunicarse, quedarse con los hombres. No le hagamos esperar.
«La Eucaristía es invención del amor, es vida y fuerza de las almas, remedio de todas las enfermedades, viático para el paso del tiempo a la eternidad. Los pecadores encuentran en ella la vida de las almas, las almas tibias el verdadero calor, las almas puras, suave y purísimo néctar, las fervorosas su descanso y el remedio para acallar todas sus ansias, las perfectas, alas para elevarse a mayor perfección».
Todos los remedios, fuerzas y delicias las encontramos en la Eucaristía, pero hay que saberlas buscar y merecer. Buscarlas con el fervor de nuestra preparación para recibir el Sacramento, con el recogimientos al recibirlo, con la intimidad, en la acción de gracias. Merecerlo, en cuanto cabe, con la pureza de nuestras almas, con la mortificación de nuestros corazones, con el equilibrio de nuestros afectos.
«¡Cuánto deseo que los hombres me abran su corazón y me encierren en él para que este fuego que devora el mío, los abrase y fortalezca.»
No pierdas nunca una comunión por culpa tuya. Prepárate con esfuerzo, con atención, con amor. Que tu acción de gracias sea íntima, sosegada, intensa, silenciosa para escuchar, ardiente para consolar, devota para reparar.
Corazón de Jesús:
Que me prepare con ardiente deseo de recibirte mañana.
Que me guíen en la preparación el espíritu de fe y obediencia ciega.
Que tu voluntad obre en mí, y tu amor me posea y me transforme.
Corazón de mi Jesús:
Que tu Corazón encuentre en los niños deleite y descanso, en tus esposas consuelo y defensa en su amor.
Práctica: Toma la costumbre de preparar tu comunión. Piensa de antemano lo que dirás al Señor, bajo qué formas le recibirás, qué le ofrecerás, qué le pedirás. No caigas en la rutina. Esfuérzate.
Día 25
Día de Dolor
El dolor y amargura que siente el Corazón de Jesús por la infidelidad y alejamiento de las almas, solo lo puede compensar el alma que se ofrezca alegre y animosa al sufrimiento y a la amorosa oblación.
«Hay tantas almas que me abandonan y tantas que se pierden, y lo más triste es que a muchas las he colmado de dones y he fijado en ellas los ojos, en cambio una me corresponden con frialdad, muchas con ingratitud. ¡Qué pocas! ¡Qué pocas las que me devuelven amor por amor»
¡De cuántas maneras puedes aliviar y consolar a su Corazón con tus profundas adoraciones, con tus fervientes actos de amor, con tus sinceros actos de desagravios!
Busca a Jesús en tu corazón, busca a Jesús en el Sagrario.
«Escóndeme en tu corazón y quítame un poco la amargura que me consume. Sí, son muchas las almas que me afligen y muchas las que se pierden, pero las que más hieren mi Corazón son éstas que tanto amo y no se entregan del todo a Mí».
No te reserves nada, dáselo todo a Jesús, busca en el interior de tu corazón si hay algo que no le pertenece. Repara, expía por las almas; que en ti encuentre Jesús el consuelo que otras le niegan.
Corazón de Jesús:
Hazme gustar tu amargura para que pueda consolarte.
Haz que soporte con alegría el peso de la cruz para reparar la ingratitud de las almas.
Haz que supla con mis sufrimientos las gracias que no han sabido aprovechar los demás.
Corazón de mi Jesús:
Te adoro profundamente para reparar las ofensas y desprecios que recibes de la mayor parte del mundo.
Te amo con todo mi corazón para reparar la frialdad de las almas.
Práctica. Ve a Hacer una visita a Jesús Sacramentado y allí muy cerca del Sagrario dile cuanto le amas, y ofrécete una vez más sin reservas, ni rapiñas.
Día 26
Día de Deseo de Reparación
Todos los actos de amor, sacrificios, apostolado y reparación, que hacemos por Nuestro Señor, le proporcionan actualmente gloria y consuelos especiales.
«Busco almas que reparen las ofensas que recibe la Majestad Divina y mi Corazón se consume en deseos de perdonarlos, pero los pecadores sólo piensan en ofenderme»
¿Quedarás indiferente a esta queja amorosa del Señor? Quizá también tú necesitas su perdón. Pídele su perdón y su misericordia para ti y para las almas.
«No pido más que tu corazón para esconderme en él a fin de liberarme de la amargura que me causan las almas. Sí, el mundo me ofende pero se salva por la reparación de las almas escogidas. ¡Ama! porque el Amor es Reparación y la Reparación es Amor»
Si quieres dar almas a Nuestro Señor pon amor en todos tus actos. Hazlo todo por amor, sufre por amor y sobre todo entrégate al amor.
Corazón de Jesús:
Dame las gracias de tu Corazón para derramarlas sobre el mundo.
Dame las gracias de tu Corazón para derramarlas sobre las almas que no saben venir a buscarlas.
Dame las gracias de tu Corazón para las almas que te desprecian.
Corazón de mi Jesús:
Que tus llagas den a las almas luz, fuerza y amor:
Que tus llagas obtengan misericordia y perdón a tantas almas que irritan la cólera del Padre.
Práctica: Pide al Señor perdón por tantas almas ingratas. Dile que estás dispuesta a consolarle y reparar con tu pequeñez las ofensas que recibe.
Día 27
Día de Esperanza
Al palpar la bondad y misericordia del Señor, muestra esperanza de ser inconmovible. El Corazón de Jesús siempre está dispuesto a perdonar, a olvidar, a levantar al caído, a fortalecer al débil, a recompensar al justo.
«Cuanto mayor sea tu miseria, más te levantará mi poder, te enriqueceré con mis dones. Si eres un abismo de miseria. Yo soy un abismo de bondad y misericordia. No mires tu pequeñez, mira el poder de mi Corazón que te sostiene.»
Levantemos el corazón a la esperanza. Si somos miserables, el fuego de su Corazón consume nuestras miserias; si somos pecadores, El goza perdonando.
«Soy yo el que os he escogido y por tanto estoy obligado a daros cuanto necesitáis. No temas, si tu miseria es grande, mucho mayor es mi amor y sobre tu debilidad trabaja mi fortaleza. Si no te atreves a acercarte a Mí, Yo me acercaré a ti».
Cuanto más pequeña seas más te cuidará el Señor como a hijo pequeño y enfermo. Nuestras miserias son imán que atrae sus miradas.
Corazón de Jesús:
Sé para mí el Reparador de mis miserias.
Sé para mí un abismo de bondad y misericordia.
Sé para mí refugio y fortaleza.
Corazón de mi Jesús:
Quiero ser nada para que Tú seas todo para mí.
Quiero ser muy pequeña para que me manejes con facilidad.
Quiero tener un corazón vacío para que Tú lo llenes.
Práctica. Aunque te sientas pequeña, infiel, miserable, arrójate en el Corazón de Jesús y dile con todo amor y confianza: En Ti, sólo en Ti confío.
Día 28
Día de Contemplación Dolorosa
Si lo más amargo del Cáliz de la Pasión de Nuestro Señor le vino del cobarde egoísmo de las almas débiles y mezquinas, lo más dulce de la reparación le vino de la ferviente caridad de las almas escogidas. Cada latido del corazón de estas almas fervorosas fue una gota de dulzura que cayó en el cáliz que le presentó el ángel en Gethsemaní.
«Mi alma (en el huerto) estaba tan triste y desamparada que padecía angustias de muerte. Me vi cargado con todas las iniquidades de la humanidad y como recompensa de mi amor y de mis sufrimientos habría de recibir los mayores ultrajes, las más negras ingratitudes».
Deja que tu alma se empape de los mismos sentimientos de amargura y tristeza que inundaron el alma de Jesús en aquella hora. Busca a Dios en la soledad, es decir: dentro de ti misma y para encontrarlo impón silencio a todo lo que grite en tu naturaleza.
«La sangre que brotaba de todos los poros de mi Cuerpo sería inútil para un gran número de almas, muchas se perderían y muchas más no me conocería. Derramaría mi Sangre por todas y mis méritos serían aplicables a cada una de ellas y sin embargo inútiles para tantas y tantas almas…»
Ofrece tu alma a la Sangre de Cristo par que lave tus faltas, te embriague de amor, te fortalezca en la lucha, te sostenga en la tentación.
Corazón de Jesús:
Que no me vuelva nunca atrás a la vista de los sufrimientos.
Que no los crea inútiles aunque no vea el resultado.
Que no busque nunca mi voluntad sino que me someta a la tuya.
Corazón de mi Jesús:
Que yo sea para Ti un lugar de reposo, un jardín de delicias.
Que yo sea el bálsamo que cicatrice las heridas que te hace el mundo.
Que te ayude a dar vida a las almas que se pierden en la oscuridad,
Práctica. Vela hoy atentamente con Jesús en el huerto, en el silencio de la oración. Escucha, quizá te pida algo. Ora en su compañía.
Día 29
Día de Subida al Calvario
La contemplación de los tormentos de nuestro Divino Salvador es eficaz para encender un alma en amor de Dios y darles ansias de sufrir para corresponder cuanto sea posible a tan admirable generosidad.
«Mi cuerpo destrozado por tanto tormento camina sin fuerzas bañado en sudor y sangre, sufriendo toda clase de injurias, sin que nadie se compadezca de mi dolor. Estoy acompañado de una inmensa multitud en la que no se encuentra una sola persona que se compadezca de Mí»
Entra en el Corazón de Cristo, abismado en profunda tristeza por el abandono de los suyos, por el abandono de sus almas. Acércate, alivia a su Cuerpo, consuela su Corazón.
«La fatiga es tan grande y la Cruz tan pesada que a mitad del camino caigo desfallecido. La cruz cae sobre Mí y su peso me produce nuevas heridas. Mi rostro roza las piedras del camino y con la sangre que corre se pegan a mis ojos y a mi cara, la arena y el polvo, de suerte que quedo hecho el ser más repugnante».
Ofrécete a llevar la cruz de Jesús de la manera que sea: enfermedades, humillaciones, desamparo, incomprensión. Abrázala sin mirarla, sin comprobar su peso. Él, te la da para aligerar el peso de la suya.
Corazón de Jesús:
Que me decida a seguirte por el camino del Calvario.
Que no piense en la recompensa ni en el mérito de mis obras.
Corazón de mi Jesús:
Que no cuente lo que he sufrido o trabajado.
Que no espere la recompensa de mi trabajo.
Que sólo busque aquello que crea es para tu mayor gloria.
Práctica. No te agites ni te inquietes cuando por cualquier circunstancia te veas contrariada o tal vez perseguida y humillada. Que el único móvil de tus acciones sea el amor.
Día 30
Día de Crucifixión
Jesús fue bueno, la Bondad misma, para con los hombres durante su vida, pero en su último día dio de esta Bondad pruebas que pasman al cielo y a la tierra. Para salvar al hombre culpable y probarle su amor, quiso sumergirse en un océano de humillación y de dolor.
«Contempla un instante estos pies y estas manos ensangrentados, este Cuerpo desnudo cubierto de heridas y de sangre, esta cabeza traspasada de espinas, empapada en sudor, llena de polvo y cubierta de sangre. Admira el silencio, la paciencia, la conformidad con que acepto este cruel sufrimiento»
Y ¿quien es el que sufre? El Hijo de Dios que ha hecho el cielo y la tierra, y te ha creado a ti. Jesucristo que todo te lo ha dado y te pide tan poco… y aún se lo rehusas. ¿Hasta cuándo?
«Contempla a Jesús tendido en la cruz sin poder hacer el más ligero movimiento, con las manos y los pies desnudos, sin fama, sin honor. ¡Todo se lo han arrebatado! No recibes la más ligera prueba de cariño. No hay quien se apiade y compadezca de su dolor»
Acércate, contempla su dolor y desde el fondo de tu alma dile:
Corazón de Jesús:
Quiero atarte con las cadenas de mi amor.
Quiero cubrirte con mis delicadezas.
Quiero alimentarte con mi generosidad.
Quiero apagar tu sed con mi celo.
Corazón de mi Jesús:
Que tu voluntad triunfe en mí.
Que tu amor me destruya.
Que mi miseria Te glorifique.
Práctica. ¡Donación total!